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Colchón

PROBLEMA:

Si usted compra un colchón tradicional, duerme sobre espuma de poliuretano que los productores seguramente atiborraron de sustancias químicas tóxicas para evitar que su cama se incendie hasta con la mínima chispa.

La espuma de poliuretano es tóxica de por sí, despide diisocianato de tolueno, el cual puede causar problemas graves en los pulmones1, pero las elevadas dosis de sustancias ininflamables solo agravan el problema. Para cumplir con los estándares de seguridad de EE.UU. en cuanto a inflamabilidad, un colchón incendiado no debe calentarse más de 200kW en el transcurso de 30 minutos, que teóricamente es tiempo suficiente para que la persona dormida se dé cuenta de que su cama está en llamas y se aleje por sí misma del peligro.2 El colchón también debe pasar por una prueba de fuego declarado durante 70 segundos; para que esto sea posible, los productores deben utilizar grandes cantidades de sustancias químicas, pero no se les exige que informen a los consumidores sobre qué productos duermen todas las noches. El antimonio es muy común, pero la exposición prolongada al antimonio puede afectar adversamente el corazón, el sistema digestivo, los ojos, la piel y los pulmones.3 Los retardadores de fuego de bromo también se utilizan mucho, pero los éteres polibromados difenil (PBDE, por sus siglas en inglés) fueron prohibidos específicamente en 2005 debido a su potencial de incidir en la actividad de la hormona tiroidea y afectar el desarrollo neurológico.4 La otra opción popular, el ácido bórico, es nada menos que veneno para cucarachas. ¿Quiere usted respirar los gases de estas sustancias químicas tóxicas durante ocho horas, todas las noches?