Antitranspirantes
Problema: Antitranspirantes
No debería ser un sacrificio fácil de hacer, pero parece común para muchos poner en último lugar su salud en favor de la vanidad. Considerando todas las diversas presiones para presentarnos de una manera en particular, no debería sorprendernos escuchar lo lejos que muchos están dispuestos a ir para conservar una imagen en particular.
Estas presiones comienzan a edades tempranas. Para la mayoría, todo comienza en la secundaria, momento en el cual nuestro cuerpo comienza a cambiar. Momento en el que nos sentimos raros y fuera de lugar. Momento en el que una autoimagen aceptable parece ser el componente más importante y esencial de la autoconservación, y nos encontramos dispuestos a hacer casi todo para salvar nuestra apariencia frente a nuestros compañeros.
Es en ese momento en que todo el maquillaje, los productos para el cabello y los antitranspirantes entran en juego. Mientras nos esforzamos por vernos igual que los que están a la moda y por seguir todas las tendencias, embadurnamos nuestro cuerpo con sustancias químicas sin darnos cuenta de que estamos haciéndonos más mal que bien; y desafortunadamente estos hábitos pueden seguirnos hasta bien entrada la vida adulta.
Nuestras inseguridades parecen no desaparecer nunca. Todos sabemos lo que puede ocurrirle al joven o a la joven que olvida ponerse desodorante. Es un suicidio social, particularmente cuando uno es joven. Así que, para ponernos a salvo de la humillación, nos aplicamos una capa de antitranspirante tan gruesa como sea posible. Al día de hoy, muchos de nosotros todavía lo hacemos, pero al hacerlo, nunca nos damos cuenta de que estamos inhibiendo uno de los procesos naturales del cuerpo.
Los antitranspirantes operan bajo el principio de que si uno no suda, entonces no huele, y han sido formulados para tapar sus glándulas sudoríparas y sus poros. El clorhidrato de aluminio o el zirconio de aluminio son los principales ingredientes para lograr este efecto, ingredientes tóxicos que atacan los pulmones, los huesos y el sistema nervioso central, y que pueden ocasionar serios problemas de salud más adelante. Muchos de estos problemas de salud incluyen cáncer de mama, falla renal, Alzheimer y Parkinson.1
Estudios hechos en animales muestran que el aluminio en el sistema nervioso central produce alteración en la expresión de los genes citoesqueletales y daña las proteínas estructurales de las células cerebrales, incluyendo la formación de filamentos de proteína ricos en fosfato. Estas proteínas se ven en varias enfermedades neurológicas severas, incluyendo demencia, esclerosis múltiple y enfermedad de Alzheimer.
Sin embargo, muchas personas todavía insisten en usar antitranspirantes y correr el riesgo de padecer serios problemas de salud más adelante. ¿Por qué nuestros miedos sociales continúan siendo más importantes que nuestro instinto básico de supervivencia? ¿Y qué medidas podemos tomar para mantener una higiene aceptable y una salud óptima?
